martes, 19 de marzo de 2013

Hongos Endofitos



Los organismos endófitos, particularmente los hongos, han recibido una creciente atención en los años recientes. El término endófito se conoce desde el siglo XIX y se usó inicialmente para agrupar aquellos organismos fúngicos que viven dentro de las plantas.
Los hongos endófitos son organismos que establecen una asociación específica con su hospedero para mutuo beneficio. Existe un sin número de plantas que interactúan con especies de hongos endófitos. La planta provee al hongo alimento, hospedaje y protección; por su parte, aunque los endófitos confieren gran potencial adaptativo a las especies vegetales hospederas frente a condiciones adversas que generen estrés, ya sean de tipo abiótico (salinidad, acidez) o biótico (ataque de plagas).
Los hongos endófitos forman con sus hospederos relaciones simbióticas complejas, y en la actualidad existe un gran número de interrogantes acerca del funcionamiento de esta simbiosis. En primera instancia se desea saber qué beneficio recibe cada uno de los participantes por estar involucrado en esta relación simbiótica. En los trópicos no hay ningún ejemplo comprobado de mutualismo entre endófitos y sus hospederos, pero se cree que sí hay casos. Existe un grupo de hongos endófitos en pastos de las zonas templadas que les proveen protección contra herbivoría y depredación de semillas mediante producción de toxinas. A cambio reciben alimento, un lugar donde vivir y, en
algunos casos, dispersión a través de la semilla de su hospedero.
Los bosques tropicales presentan una mayor complejidad estructural que otros ecosistemas, originando abundantes gradientes, microclimas y microhábitats tanto horizontal como verticalmente. Esta compleja arquitectura del bosque puede ser un factor importante para determinar y predecir la abundancia de organismos pequeños, tales como artrópodos y microorganismos (revisado por Lodge y Cantrell, 1995). Es común encontrar que las comunidades de hongos endófitos y epífitos varían con los estratos dentro del dosel, especialmenteen la parte más alta. Varios trabajos sugieren que existen diferencias en la composición vertical de las comunidades de endófitos y epífitos en diferentes especies arbóreas del mismo bosque (Cowley, 1970; Lodge et al., 1996; Gamboa, 1998).


Concomitante con el aporte que la heterogeneidad espacial da a la diversidad de
comunidades endófitas, se espera que también exista un efecto de los factores que propician cambios temporales, es decir, sucesionales en tales comunidades. Este es un aspecto que no se ha reportado en ninguna planta tropical hasta la fecha. Solo cambios temporales en otros gremios de hongos (tales como descomponedores y micorrizas), han sido reportados hasta el momento, siendo evidente su importancia en aspectos como el destino de los nutrientes en el ecosistema (revisado por Lodge y Cantrell, 1995).
Los taxones vegetales tropicales en los que se han estudiado los hongos endosimbiontes son palmas (Rodrigues, 1994; Rodrigues, 1996; Southcott y Johnson, 1997; Mariano et al., 1997), orquídeas y otras epífitas (Bermudes y Benzing, 1989; Richardson et al., 1993; Richardson y Currah, 1995; Bayman et al., 1997; Otero et al., 2002), Sapotacea), Fabaceae (Pereira et al., 1993), Casuarinaceae (Bose, 1947; Bayman et al., 1998), Ochnaceae, Olacaceae (Arnold et al., 2000), Asteraceae (Fisher et al., 1995), Anacardiaceae (Rodrigues y Samuels, 1999), Meliaceae (Lassøe y Lodge, 1994, Gamboa y Bayman, 2001), Rubiaceae (Santamaría y Bayman, 2005), Magnoliaceae y Sterculiaceae (Arnold y Lutzoni, 2003, Arnold et al., 2003). Sin embargo, el número de especies vegetales estudiadas en cada familia es bajo, por lo que el trabajo que falta por hacer tan solo en el campo de catalogación e inventario de endosimbiontes tropicales es considerable (Tabla 1). Recientemente se ha intentado esclarecer el misterio de dónde se encuentra la inmensa cantidad de hongos que falta por describir, y se cree que muchos de ellos se encuentran asociados a plantas y líquenes tropicales.
Endófitos como grupo modelo. Los hongos endófitos podrían constituir un buen modelo para estudiar la ecología de comunidades microbianas. Varios estudios muestran que dichas comunidades presentan un patrón de agrupamiento a una escala muy fina, con gran cantidad de especies e individuos. Se ha mostrado que las comunidades de hongos, incluídas las de endófitos, siguen una distribución log-normal (pocas especies abundantes y muchas especies raras; al igual que sucede con las comunidades de macroorganismos. Estas características, asociadas a lo relativamente fácil que es su muestreo y cultivo en el laboratorio, hacen de este grupo un buen modelo para estudios ecológicos y de biodiversidad, especialmente de microorganismos. La diversidad de organismos fúngicos es un componente muy importante para poder establecer un inventario biológico global. Actualmente existe muy buena evidencia a favor del importante papel de las plantas tropicales como reservorio de numerosas especies de hongos. Sin embargo, los hongos endófitos tropicales han sido constantemente ignorados, por lo que el número de especies postulado más conocido en la literatura, probablemente subestima el verdadero número de especies.
Entre los beneficios más estudiados de los endófitos se encuentra la capacidad que inducen en el hospedero, mediante la producción de metabolitos secundarios como los alcaloides, de mitigar el efecto de otros hongos causantes de enfermedades, como es el caso de Dechslera sp. en el pasto Brachiaria. Se ha reportado recientemente que la relación planta –endófito es tan fuerte que puede llegar a estar involucrada en la resistencia sistémica inducida. Todas estos mecanismos conducen a una mayor habilidad competitiva en las plantas pues le permiten expresar su máximo potencial genético, exhibir altas tasas de germinación, mayor densidad, mas biomasa en los tejidos y mejor producción de semilla, en comparación con las plantas libres de endófitos.
La transmisión y dispersión de endófitos por semilla no ha sido demostrada en especies tropicales, a pesar de haberse encontrado hongos endófitos xilariáceos en semillas de algunas especies. Dicha transmisión es uno de los requisitos postulados para que exista un verdadero mutualismo entre la planta y sus endófitos (Carroll, 1988). Sin embargo, este mismo autor plantea como alternativa a la transmisión por semilla, una eficiente dispersión horizontal. Existen posibles vectores horizontales en los bosques tropicales, tanto bióticos (fitófagos por ejemplo), como abióticos (agua, viento), los cuales no han sido estudiados al respecto.
La relevancia de los endófitos para la ganadería es evidente, por cuanto se ha reportado intoxicación de ganado por las toxinas producidas por dichos microorganismos y en algunos países desarrollados se estima que las pérdidas oscilan entre 200 y 800 millones de dólares anualmente. Los efectos de estos alcaloides incluyen toxicosis, necrosis, baja producción de leche, abortos, vasoconstricción, gangrena, pérdida de peso, temperatura alta y supresión de prolactina. No es probable que la industria ganadera de los trópicos sufra tanto por estos microorganismos, aunque el estudio de este tema se encuentra en un estado incipiente. Algunos reportes existen para zonas subtropicales de Suramérica, así como en los Andes, donde se mencionan casos de pastos venenosos para el ganado que probablemente contienen endófitos y sus alcaloides. Estos pastos tropicales de importancia económica usados como forraje han sido poco estudiados en este aspecto, aunque es justo en este grupo donde más claramente se observa el mutualismo entre los hospederos y sus endófitos.
Es probable que en los pastos tropicales con fotosíntesis C3, que pueden considerarse fisiológicamente similares a los de zonas templadas, se pueda presentar una situación similar.
Estudios realizados con plantas forrajeras leguminosas (Brachiaria), muestran que los áfidos prefieren plantas no infectadas (CIAT, 1998). Existen varios ejemplos en la literatura que ilustran bien el potencial económico de los endófitos en este campo. Una planta forrajera usada en Australia (Lupinus angustifolius, Fabaceae), que se usa para alimentar ovejas, suele contener el hongo endófito Phomopsis leptostromiformis. Este microorganismo produce fomopsinas, toxinas hepatocarcinógenas debido a su actividad antimitótica, que afectan al ganado ovino. Todas las plantas útiles tropicales estudiadas al respecto han mostrado hongos endosimbiontes que pueden tener importancia económica. Se han detectado hongos endófitos en plantas como Stylosanthes, tabaco, tomate y pimentón, banano, maíz, arroz, cafe y cacao. Tanto en el estudio con arroz como con café se encontraron endosimbiontes saprófitos y otros potencialmente patógenos, mientras que el estudio de Rehner, mostró la existencia de cepas de Beauveria bassiana con capacidad de biocontrol de insectos barrenadores. Adicionalmente, existe un reporte de un producto nematicida obtenido a partir de Phomopsis phaseoli, un hongo endófito de un árbol tropical. El producto aislado fue el ácido 3-hidroxipropiónico, y mostró actividad contra Meloidogyne incognita, aunque curiosamente, el hongo fue aislado de órganos aéreos de la planta.
La presencia de toxinas y metabólitos secundarios con efectos fisiológicos sobre otros organismos, conduce a otra pregunta obvia: ¿cuál es el potencial biotecnológico de los endófitos? Un posible campo de acción, de las propiedades de los endófitos, es en la protección de cultivos mediante la producción de metabolitos que evitan o disminuyen tanto la herbivoría como la susceptibilidad a patógenos y a tensión ambiental (por ejemplo, a sequía). Ya existen semillas disponibles en el comercio que están infectadas con endófitos, los cuales le proveen a la planta más resistencia contra herbívoros y disminuyen la cantidad de insecticidas que hay que suministrar. De otra parte, es posible que otros compuestos del metabolismo de los hongos endófitos tengan usos industriales y medicinales, lo que constituye un estímulo adicional para estudiar este grupo. Un ejemplo sobresaliente es el del taxol, un diterpenoide muy eficaz como agente antitumoral producido por la corteza del árbol Taxus brevifolia, pero que también es producido por uno de sus hongos endófitos, Taxomyces andreae (Stierle et al., 1993). Otro ejemplo, la familia Xylariaceae, una de las más comunes en los endófitos tropicales, la cual produce abundantes sustancias bioactivas como citocalasinas y griseofulvinas. Es importante anotar que los microorganismos endosimbiontes de los hongos también pueden ser productores de sustancias químicas fisiológicamente activas, que podrían explicar algunas propiedades atribuídas inicialmente al hongo. Recientemente, mostraron en un estudio con hongos del género Rhizopus (grupo comúnmente asociado a plantas), que la toxina atribuída al hongo (rizoxina), era en realidad sintetizada por bacterias endosimbiontes del género Burkholderia.
Los beneficios provenientes de la ciencia y la tecnología siempre han estado acompañados por la contaminación que de ellas se deriva. La industria del petróleo, por ejemplo, es una de las principales contaminantes del ambiente, por lo que se ha investigado bastante acerca del posible uso de los microorganismos para degradar tales contaminantes a metabolitos menos tóxicos y persistentes, en el proceso conocido como biorremediación (Atlas y Cerniglia, 1995).
Dado que la tecnología para la industria petrolera se desarrolló en los países del norte, es en la zona templada donde más se han realizado ensayos para detectar microorganismos biorremediadores. Algunos ejemplos son hongos de los géneros Phanerochaete y Cunninghamella, los cuales muestran actividad enzimática en la degradación de contaminante. En los trópicos, sin embargo, estos estudios han sido poco abordados, pero los pocos datos existentes muestran un buen potencial de las especies de esta zona. Se han aislado dos hongos endófitos a partir de algas marinas tropicales, los cuales han mostrado algún tipo de actividad en la descomposición de hidrocarburos como el fenantreno. Estas propiedades hacen de dichos hongos organismos potencialmente útiles para descontaminar cuerpos de agua de hidrocarburos. Uno de ellos pertenece al género Xylaria y el otro aún no ha sido identificado.
Otro uso potencial de los endófitos es como vector de genes. La transmisión vertical de algunos hongos Acremonium se realiza prácticamente como si fueran organelos. Los hongos son más manipulables genéticamente que las plantas que habitan (particularmente que los pastos), por lo que Clay sugiere que en lugar de transformar una planta se podrían transformar sus endófitos, inocularlos y obtener la expresión en la planta. Algunos cultivos tropicales importantes carecen de sistemas de transformación genética, por lo que esta ruta podría ser una alternativa viable. Sin embargo, todavía no existe evidencia de transmisión vertical de endófitos en plantas tropicales.
 La gran mayoría de los investigadores ven cada planta como un individuo y no como una comunidad. La verdad es que una sola planta es un ecosistema que incluye hongos, bacterias, nemátodos y más microorganismos. Ignorarlos puede tener consecuencias científicas desastrosas. Por ejemplo, varios estudios filogenéticos de plantas produjeron resultados basados en el aislamiento y amplificación del ADN fúngico en lugar del material genético vegetal. Las secuencias del espaciador interno transcrito del ADN ribosomal de la conífera Picea engelmannii, fueron en realidad del hongo endófito Hormonema dematioides. Así mismo, en un estudio filogenético de bambúes, el ADN secuenciado fue el de sus hongos endófitos. Estos investigadores pagaron un precio alto por no considerar las relaciones íntimas entre las plantas y sus endófitos. Es muy probable que parte de la literatura botánica, especialmente la que respecta al análisis del material genético, presente datos que estén influenciados por los microorganismos endófitos de las plantas estudiadas.






Elaborado por : Indira Martínez